Quienes conocemos a Emiliano sabemos de una de sus
cualidades, la constancia. Desde hace un tiempo se ha comprometido en localizar
antiguos compañeros y poner las nuevas tecnologías a pleno rendimiento para
facilitar uno de los principales objetivos: recuperar y mantener el contacto de
quienes lo deseen entre tantos que compartimos aquellos años en Cambados. Uno
de ellos es el Blog que muchos ya conoceréis: http://aasalesianosdb.blogspot.com.es/
Recientemente había localizado a un grupillo de palentinos,
algunos de los cuales ya se acercaron a Valladolid en el encuentro que
celebramos el 9 de Abril de este año.
Pero, ya os lo podéis imaginar, nos animó a unos y otros para hacer una
visita a Palencia, que está ahí al lado, y pasar el día con algún paisano más
que no veíamos desde antaño.

De Valladolid salimos en dos coches Francisco, Juan A. Aparicio, Emiliano, Antonio Nozal, Alegría y yo. Quedamos en aparcar al otro lado de la vía. Allí nos estaban esperando José A. Barón, Cándido Andrés, Fortunato Merino y Víctor Martínez, de los cursos de Emiliano y Cabello residentes en Palencia. Hacía años que no pasaba por ahí, estaba todo urbanizado con abundantes bloques de pisos nuevos y amplios espacios verdes. Tras los saludos y presentaciones nos fuimos acercando hacia la plaza Mayor donde nos habíamos citado con el resto sobre las 12’30. Alguno me comentó que había sido compañero de trabajo con otro de los presentes durante bastantes años y no sabían que ambos habían coincidido en Cambados hasta hacía poco.
Cuando llegó la hora nos dirigimos al restaurante El Duque, situado
donde estuvo la antigua plaza de Toros y donde sirven buena comida casera. En
Palencia todas las distancias son cortas y da gusto pasear en buena compañía.
Allí se incorporó Antonio M. Cabello que no había podido antes. Hablamos de
todo, hasta del Atleti y la Fiesta del pueblo de Ángela y
Alegría que se celebraba al día siguiente con Romería y todo.
Tras el café, aprovechamos la buena temperatura para hacer
uno de los recorridos clásicos: Plaza y Calle Mayor, donde todo el mundo se
encuentra, la Catedral… la verdad es que Palencia está preciosa. Víctor nos
explicó el origen de unos registros cuadrados que había en el techo de los
soportales, aprovechados ahora para cajas de iluminación: eran unas trampillas
que los vecinos abrían para ver quién llamaba, y si era de casa, le tiraban por
ahí la llave. Un recurso muy práctico.
Ni que decir tiene que la tarde avanzaba y, al estar todos muy
a gusto, no llegaba el momento de decir hasta pronto. Un día muy grato y
recomendable repetir de vez en cuando, para que lo que nos unió con pocos años,
lo siga haciendo cuando hemos cumplido algunos más.
Un cordial saludo, Carlos López.

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