Cuando
hablaba en público se le notaba que lo había preparado o meditado mucho, estaba
convencido de lo que decía, y siempre en un tono de respeto y sin tratar de
imponerse.
Recuerdo
que dirigía la catequesis de los niños en la Parroquia de Sancti Spiritus, y
con él colaborábamos dos "teólogos" y una salesiana.
En la
misa, sobre las 12 de la mañana, adaptaba sus profundidades teológicas a los
niños de forma admirable. Más de una vez puso a algún crío sobre el altar,
hablaba con él, y aprovechaba para dirigirse a los padres y adultos que por
cierto abarrotaban la iglesia. Tenía sumo cuidado con el reloj para no
alargarse.
Al
terminar la misa, mientras los niños iban con su catequista, se quedaba
charlando con algunos padres con quienes también entabló amistades. Luego
teníamos la reunión con los (más bien las, por ser mayoría) catequistas para
revisar la jornada y preparar la siguiente. Consiguió un buen ambiente de
trabajo y convivencia en el grupo.
Os
envío un par de fotos que nos hicimos con ocasión de la Ordenación de Arturo,
de la Inspectoría de Madrid, con quien colaboré en las directrices de nuestro
querido Antonio.
En la
foto blanco y negro, Antonio está en la fila abajo, más arriba y de perfil
Arturo hablando con Matías, y varias catequistas.
En la de
color, estamos la mayoría del grupo en las escaleras de Sancti Spíritus.
Estoy
seguro que ha dejado huella y muy buenos recuerdos en todos los sitios que ha
estado y las personas que trató.
Gracias
por todo.
Carlos López
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