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viernes, 18 de noviembre de 2016

VISITA DE ANTIGUOS ALUMNOS DE LEÓN A ASTUDILLO

CRÓNICA DE LA VISITA A ASTUDILLO  (12-Nov-2016)
El grupo de Antiguos Alumnos Salesianos de León tenía ilusión por hacer una visita a Astudillo. Tras haberse cerrado como Colegio, parece que no, pero tiene bastante movimiento; así que con tiempo hay que reservar y concertar fecha con nuestro querido Carlos M. Celada. Y fijaron el pasado 12 de Noviembre. Al enterarme de que vendrían, además de un grupo de buenos amigos, varios compañeros de curso que convivimos muchos años, nos añadimos a la convocatoria.
Qué contraste de paisaje el de estas colinas yeseras con La Cabrera, por ejemplo. Sin embargo, nos sorprendió gratamente que la vegetación cubría la casi totalidad del suelo. El torreón del Colegio con sus gigantescas hornacinas de media luna nos avisa que estamos llegando y ya de cerca comprobamos que las fachadas exteriores se mantienen tal cual. Llegamos a las 11’30. Saludos, abrazos y alegría por el encuentro. Carlos Celada nos tenía preparada ya la jornada: Visita a las dependencias de nuestro querido Noviciado (alguno hizo allí también primer curso); a las 12, Las Claras; sobre las 14’30, comida con menú especial; y a las 17 h. recorrido por el pueblo con una guía del Ayuntamiento.
Así que “vamos chicos”. Pero, como en aquellos tiempos, ya se habían escapado algunos por el comedor, el pórtico, la otra escalera… Fuimos viendo la gran transformación de la primera y segunda planta, con la capilla, salas de reuniones, de juegos y habitaciones muy acogedoras  y bien iluminadas. La planta baja la reconocíamos mejor: hall con los despachos de siempre, la gran escalera, el comedor (al fondo, junto a la otra escalera, el escobero), y por el otro lado, el pórtico con el teatro, y los patios con unos baños nuevos. La verdad es que han hecho un gran trabajo y han dejado unas instalaciones muy buenas, que es lógico estén bastante solicitadas. Y la iglesia, cuántos recuerdos en aquellos bancos, ante ese maravilloso retablo y el altar de María Auxiliadora, con la imagen más bonita de todas. Fotos obligadas en la escalera.
Y, sin entretenernos, bajamos a las Claras, donde nos esperaba Sor Evelina. Lo primero que nos dice, “iré más rápido, porque os lo quiero contar todo”. Y creo que no se dejó nada en el tintero, porque además de explicarnos la historia del Monasterio y el Palacio fundados por el Rey de Castilla Pedro I el Cruel, por propuesta o empeño de su querida astudillana, luego su mujer, Doña María de Padilla, nos confesó con detalle las penurias y trabajos de las monjas en los trabajos de sacado de escombros y restauración de paredes, tapiales, yeserías y artesonados, cuando Bellas Artes se desentendía y nadie daba ni un duro. Igualmente reconocía el apoyo del Obispo, así como del restaurador Mariano Nieto y la historiadora Carmen Trapote. Un trabajo admirable guiado por el empeño y buen gusto de la Madre Abadesa Fontaneda.
Merece la pena visitarlo. Aprovechamos para comprar unas pastas y salimos al patio con la fuente tallada en estrella a hacernos algunas fotos y dar unas patadas al suelo porque teníamos los pies helados. Se me olvidaba decir que mientras veíamos el Museo se acercó a vernos Manuel Ángel Celada, tan majo como siempre.
El día seguía gris, pero el ambiente muy cálido. Volvimos al Colegio para disfrutar de la charla con los amigos y degustar el menú que tan bien nos preparan allí. El tiempo se nos pasó rápido, porque sin darnos cuenta, al poco de apurar el café, tuvimos que recoger y acercarnos a la plaza del pueblo.
A las cinco comenzamos la visita acompañados por una guía del Ayuntamiento. Nos dirigió directamente a una bodega, la de “Los Manguis”, donde en Agosto pasado me encontré con Luis Castaño, de mi curso también. Allí se ve estupendamente uno de los numerosos pasadizos que recorren el pueblo por debajo de las viviendas y paralelas a las calles, con bóvedas de medio cañón formadas con arcos fajones de piedra caliza. Hay documentados más de dos kilómetros. Y desde hace años se han ido fragmentando con paredes de piedra para hacer bodegas. Se estaba estudiando la posibilidad de comunicarles de alguna manera para facilitar un recorrido en toda su longitud. Es una buena idea que ojalá puedan llevar a cabo. Y continuamos visitando las otras dos parroquias, la de San Pedro y Santa Eugenia.
Al salir, empezaba a chispear un poco y, ya de noche, volvimos al punto de partida con la satisfacción de haber disfrutado de una excelente jornada.
Un abrazo a todos. Carlos López.



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