Recuerdos imborrables
Las buenas amistades
nunca envejece
JOSÉ MANUEL DEL BARRIO Los recuerdos son imprescindibles en nuestra vida. Aunque forman parte del
pasado, cuando los revivimos, se hacen presentes de nuevo y es como si
volvieran a caminar con nosotros. En mi caso, suelo echar la vista atrás con
mucha frecuencia. Me encanta vivir, aunque únicamente sea con la imaginación,
acontecimientos, escenas y sucesos que, en otros tiempos, tuvieron algún
significado muy especial, sean juegos, estudios, amistades, amoríos, jolgorios,
trabajos, etc. Esta semana, por ejemplo, pasará a la historia de mi biografía
personal por haber revivido una de las etapas más maravillosas de mi vida a
través del reencuentro con Ángel Fernández Artime, antiguo compañero en
Cambados y León, donde estudié la EGB y el Bachillerato, y que hoy es el rector
mayor de los salesianos, es decir, el responsable de una de las congregaciones
religiosas que ha formado a miles de jóvenes en cientos de países.
El reencuentro con Ángel se produjo el jueves
en Salamanca, en uno de los colegios que los salesianos tienen en la ciudad
charra. Llegó sobre las 12:15 de la mañana y, tras los saludos más
institucionales y protocolarios que estaban previstos, me acerqué a él casi de
incógnito. Nos miramos y, aunque habían transcurrido más de 35 años desde los
tiempos compartidos en las tierras gallegas y leonesas, he de confesar que
reconoció mi cara inmediatamente. Nos dimos un fuerte abrazo y, en los apenas
dos minutos de tiempo de nuestra breve conversación, regresaron al patio del
colegio donde nos encontrábamos vivencias entrañables de nuestro pasado y sobre
todo los nombres de las personas que han marcado tanto nuestras vidas: nuestros
padres y hermanos. También se hicieron presentes nuestras casas de Santovenia
del Esla y de Luanco, donde hemos vivido momentos inolvidables, y Filiberto,
uno de los salesianos más entrañables que recuerdo y que ahora anda por tierras
africanas.
Que hoy comparta con todos ustedes unos hechos tan personales y tan significativos en mi vida es porque lo que busco es ensalzar, aunque solo sea con unas cuantas palabras, la importancia de los recuerdos y el valor de la amistad. Los recuerdos son, al menos para mí, un poso de experiencias, de sensaciones, de estremecimientos, de excitaciones, de sorpresas. Yo no puedo vivir sin ellos. Como tampoco concibo vivir el día a día sin imaginar futuros inciertos y nuevos caminos que recorrer. ¿Y qué decir de la amistad cuando el dicho popular lo ha expresado a la perfección? Quien tiene un amigo tiene un tesoro, hemos oído por aquí y por allí. Y es verdad. Por eso, cuando uno se encuentra con un viejo amigo, aunque hayan transcurrido más de 35 años, enseguida notará en su cuerpo unas sensaciones indescriptibles, como me sucedió el jueves con Ángel. Porque las buenas amistades nunca envejecen, aunque el tiempo haya pasado mucho más rápido de lo que a algunos nos hubiera gustado.
Que hoy comparta con todos ustedes unos hechos tan personales y tan significativos en mi vida es porque lo que busco es ensalzar, aunque solo sea con unas cuantas palabras, la importancia de los recuerdos y el valor de la amistad. Los recuerdos son, al menos para mí, un poso de experiencias, de sensaciones, de estremecimientos, de excitaciones, de sorpresas. Yo no puedo vivir sin ellos. Como tampoco concibo vivir el día a día sin imaginar futuros inciertos y nuevos caminos que recorrer. ¿Y qué decir de la amistad cuando el dicho popular lo ha expresado a la perfección? Quien tiene un amigo tiene un tesoro, hemos oído por aquí y por allí. Y es verdad. Por eso, cuando uno se encuentra con un viejo amigo, aunque hayan transcurrido más de 35 años, enseguida notará en su cuerpo unas sensaciones indescriptibles, como me sucedió el jueves con Ángel. Porque las buenas amistades nunca envejecen, aunque el tiempo haya pasado mucho más rápido de lo que a algunos nos hubiera gustado.
http://www.laopiniondezamora.es/opinion/2016/05/08/recuerdos-imborrables/923872.html
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