MENÚ

sábado, 24 de octubre de 2015

ENCUENTRO EN ÁVILA DE AA.AA 17 DE OCTUBRE 2017

CRÓNICA DEL ENCUENTRO EN ÁVILA (17-Octubre-2015)

Con ocasión de las Edades del Hombre hemos tenido y participado de varios eventos similares en los que quienes podían se acercaban para disfrutar juntos de una jornada especial. Así comenzamos con nuestro primer encuentro en Arévalo el 5-Oct-2013, donde el vernos algunos después de cuarenta y tantos años fue fantástico. Las canas, las arrugas y las barriguillas no ocultaban la mirada, los gestos, ni las voces, por lo que nos reconocíamos rápidamente. La alegría del encuentro era especial y nuestras damas conectaban rápidamente y todos disfrutamos de la jornada acordando repetir anualmente el evento. Así lo hicimos al año siguiente en Aranda de Duero el 18-Oct-2014 y en el presente en Ávila el 17-Oct-2015.
Senén se encargó en esta ocasión de la convocatoria y, aunque en un primer momento se incluía Alba de Tormes, enseguida vimos que el programa de las Edades está muy bien, pero el nuestro es el que debe prevalecer. La mente colectiva se manifestó a través de E. que dijo: “mejor nos quedamos en Ávila”, con acuerdo unánime, y se encargó de reservar el restaurante.
La llegada estaba prevista de 10’15 a 10’30 ante la Catedral y esperábamos encontrarnos más de treinta personas, con lugares de partida más variado que en ocasiones anteriores. Ahí va la relación de lugares: Bilbao 4, León 3, Madrid 12 , Palencia 3, Salamanca 4 y Valladolid 8.
            Nos acordamos de los demás que, por no encontrarse bien, no pudieron acercarse, que querían haberse acercado y luego no pudieron; otra vez será. Un abrazo para todos.
            Pues, a pesar de las distancias, todos puntuales como clavos. El día estaba gris y al principio, como no se movía el aire, hacía estupendo. Los que aparcamos en las afueras, mientras subíamos las “pindias” escaleras de la ladera norte de la muralla, para entrar por la puerta bajo la espadaña consumimos la energía del desayuno. Tuvimos que volvernos a contemplar el paisaje para recobrar el aliento. Ángel nos indicaba por dónde ir, aunque no fuera línea recta, para ver algo que merecía la pena. Lo controlaba perfectamente ya que había vivido en Ávila varios años.
            Al pie de la Catedral nos reunimos. La alegría de vernos de nuevo y las preguntas lógicas de “cómo te encuentras”, “¿qué tal vas?.. Porque quien más quien menos tenemos alguna cosilla. Pero todos con muy buena cara y mejor semblante, que es lo que importa y que dure. Y el ver caras nuevas  fue estupendo.  Hacíamos un buen grupo, llevábamos ya un ratillo, y nos estábamos quedando helados sin enterarnos, porque se había levantado el aire castellano, y en Ávila es fino. Así que “Oye, vamos a  tomar un café”.  Algunos ni se enteraron y eso que lo dijimos y gritamos varias veces. ‘Ya te digo’, como dicen los chavales, que buena parte estábamos tomándolo y recibimos llamadas preguntando dónde estábamos.
            Acto seguido, A. T. nos condujo hacia la primera de las visitas, el Convento de Nuestra Sra. de Gracia, construido sobre una antigua mezquita y fundado por monjas agustinas en 1509. Tenemos que destacar el retablo mayor de Juan Rguez y Lucas Giraldo de ½ del s. XVI, precioso. Mientras guardábamos cola, D. Ángel nos comenta que Alonso Cepeda internó a su hija Teresa, de 14-15 años contra su voluntad, y allí permaneció sólo año y medio debido a una grave enfermedad. Y nos adelantó, con cierto énfasis y lógico orgullo que, acto seguido, visitaríamos la Capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, señor de las villas de Fuentesol (pueblo natal de Ángel) y Cespedosa de la Orden de Calatrava. Mosén Rubí se ofreció a colaborar con la Santa en sus fundaciones, pero ésta no se entendió con la señora, por lo que desistió de hacerlo en Fuentesol y lo hizo en Medina del Campo. Una pena.
            Hicimos las tres visitas regladas: 1ª, Convento de Ntra. Sra. de Gracia; 2ª, el Convento de San Francisco, donde está la Capilla de Mosén Rubí; y 3ª, la Iglesia de San Juan. Cada lugar con su planteamiento relacionado con la vida de Santa Teresa.
            La entrada a dichos lugares nos dividía el grupo en varios fragmentos, que no mermaba la charla animada con quienes se coincidía. A veces esperabas lo que hiciera falta a ver si salía fulanito y resulta que ya estaba al principio de la cola siguiente.
            Ciertamente que había cuadros y esculturas de gran valor y dignas de ver con detención, pero al final acababas un poco mareado. Me gustó el planteamiento de la Exposición y la mayoría de las obras, pero, como dicen en mi pueblo, es mucho tomate.
            Fuimos espabilando un poco con el airecillo, que no arreciaba, y nos dirigimos hacia el restaurante que nos reservó E., pues se acercaba la hora. Ya apetecía sentarse y estar todos juntos al resguardo. La sorpresa es que estaba a tope de gente y sin luz. Lo que les hizo retrasarse al tener que fregar los platos a mano y tener las viandas preparadas. Sin embargo no nos hicieron esperar mucho y a los 15 minutos nos tenían preparadas las mesas y al poco de sentarnos se iluminó el local con regocijo de todos. El lugar era amplio y acogedor. El menú, muy bueno: varios entrantes como un poco de ensalada, mocilla en hojaldre, croquetas y el plato a elegir entrecot o Bacalao, tarta helada, café y chupito.
            El ambiente estupendo como siempre. Y el mejor colofón, la canción que nos brindó a capela P, la mujer de F. V.  Fantástico.
            Y ya en el exterior buscamos un lugar propicio y resguardado, porque hacía frío y lloviznaba, para hacernos la foto de grupo. Fuimos al claustro de San Vicente, donde la cámara de J L de V resultó la oficial. Y comenzaron las despedidas con el claro propósito de repetir la experiencia. Senén ya nos apuntó la posibilidad de aprovechar el Bicentenario de D. Bosco para dar una escapada a Turín. Está bien la idea.
            Buena parte del grupo, al adentrarnos de nuevo en la muralla dirección a los aparcamientos, entramos de nuevo a tomar algo y retrasar un poco la salida los que teníamos que hacer menos kilómetros.
            En resumidas cuentas, que lo hemos pasado divinamente, que son tratamientos que ayudan a mejorar la salud del cuerpo y del alma y que, si no lo prescriben los médicos, lo recomendamos nosotros por los resultados que ocasionan. Las caras lo dicen todo.

            Un abrazo para todos. Carlos López.

No hay comentarios:

Publicar un comentario