CRÓNICA DEL
ENCUENTRO EN ÁVILA (17-Octubre-2015)
Con ocasión de las Edades del
Hombre hemos tenido y participado de varios eventos similares en los que
quienes podían se acercaban para disfrutar juntos de una jornada especial. Así
comenzamos con nuestro primer encuentro en Arévalo el 5-Oct-2013, donde el
vernos algunos después de cuarenta y tantos años fue fantástico. Las canas, las
arrugas y las barriguillas no ocultaban la mirada, los gestos, ni las voces,
por lo que nos reconocíamos rápidamente. La alegría del encuentro era especial
y nuestras damas conectaban rápidamente y todos disfrutamos de la jornada
acordando repetir anualmente el evento. Así lo hicimos al año siguiente en
Aranda de Duero el 18-Oct-2014 y en el presente en Ávila el 17-Oct-2015.
Senén se encargó en esta ocasión
de la convocatoria y, aunque en un primer momento se incluía Alba de Tormes,
enseguida vimos que el programa de las Edades está muy bien, pero el nuestro es
el que debe prevalecer. La mente colectiva se manifestó a través de E. que
dijo: “mejor nos quedamos en Ávila”, con acuerdo unánime, y se encargó de
reservar el restaurante.
La llegada estaba prevista de
10’15 a 10’30 ante la Catedral y esperábamos encontrarnos más de treinta
personas, con lugares de partida más variado que en ocasiones anteriores. Ahí
va la relación de lugares: Bilbao 4, León 3, Madrid 12 , Palencia 3, Salamanca
4 y Valladolid 8.
Nos
acordamos de los demás que, por no encontrarse bien, no pudieron acercarse, que
querían haberse acercado y luego no pudieron; otra vez será. Un abrazo para
todos.
Pues, a
pesar de las distancias, todos puntuales como clavos. El día estaba gris y al
principio, como no se movía el aire, hacía estupendo. Los que aparcamos en las
afueras, mientras subíamos las “pindias” escaleras de la ladera norte de la
muralla, para entrar por la puerta bajo la espadaña consumimos la energía del
desayuno. Tuvimos que volvernos a contemplar el paisaje para recobrar el
aliento. Ángel nos indicaba por dónde ir, aunque no fuera línea recta, para ver
algo que merecía la pena. Lo controlaba perfectamente ya que había vivido en
Ávila varios años.
Al pie de
la Catedral nos reunimos. La alegría de vernos de nuevo y las preguntas lógicas
de “cómo te encuentras”, “¿qué tal vas?.. Porque quien más quien menos tenemos
alguna cosilla. Pero todos con muy buena cara y mejor semblante, que es lo que
importa y que dure. Y el ver caras nuevas fue estupendo.
Hacíamos un buen grupo, llevábamos ya un ratillo, y nos estábamos
quedando helados sin enterarnos, porque se había levantado el aire castellano,
y en Ávila es fino. Así que “Oye, vamos a
tomar un café”. Algunos ni se
enteraron y eso que lo dijimos y gritamos varias veces. ‘Ya te digo’, como
dicen los chavales, que buena parte estábamos tomándolo y recibimos llamadas
preguntando dónde estábamos.
Acto
seguido, A. T. nos condujo hacia la primera de las visitas, el Convento de
Nuestra Sra. de Gracia, construido sobre una antigua mezquita y fundado por
monjas agustinas en 1509. Tenemos que destacar el retablo mayor de Juan Rguez y
Lucas Giraldo de ½ del s. XVI, precioso. Mientras guardábamos cola, D. Ángel
nos comenta que Alonso Cepeda internó a su hija Teresa, de 14-15 años contra su
voluntad, y allí permaneció sólo año y medio debido a una grave enfermedad. Y
nos adelantó, con cierto énfasis y lógico orgullo que, acto seguido,
visitaríamos la Capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, señor de las villas de
Fuentesol (pueblo natal de Ángel) y Cespedosa de la Orden de Calatrava.
Mosén Rubí se ofreció a colaborar con la Santa en sus fundaciones, pero ésta no
se entendió con la señora, por lo que desistió de hacerlo en Fuentesol y lo
hizo en Medina del Campo. Una pena.
Hicimos las
tres visitas regladas: 1ª, Convento de Ntra. Sra. de Gracia; 2ª, el Convento de
San Francisco, donde está la Capilla de Mosén Rubí; y 3ª, la Iglesia de San
Juan. Cada lugar con su planteamiento relacionado con la vida de Santa Teresa.
La entrada
a dichos lugares nos dividía el grupo en varios fragmentos, que no mermaba la
charla animada con quienes se coincidía. A veces esperabas lo que hiciera falta
a ver si salía fulanito y resulta que ya estaba al principio de la cola
siguiente.
Ciertamente
que había cuadros y esculturas de gran valor y dignas de ver con detención,
pero al final acababas un poco mareado. Me gustó el planteamiento de la
Exposición y la mayoría de las obras, pero, como dicen en mi pueblo, es mucho
tomate.
Fuimos
espabilando un poco con el airecillo, que no arreciaba, y nos dirigimos hacia
el restaurante que nos reservó E., pues se acercaba la hora. Ya apetecía
sentarse y estar todos juntos al resguardo. La sorpresa es que estaba a tope de
gente y sin luz. Lo que les hizo retrasarse al tener que fregar los platos a
mano y tener las viandas preparadas. Sin embargo no nos hicieron esperar mucho
y a los 15 minutos nos tenían preparadas las mesas y al poco de sentarnos se
iluminó el local con regocijo de todos. El lugar era amplio y acogedor. El
menú, muy bueno: varios entrantes como un poco de ensalada, mocilla en
hojaldre, croquetas y el plato a elegir entrecot o Bacalao, tarta helada, café
y chupito.
El ambiente
estupendo como siempre. Y el mejor colofón, la canción que nos brindó a capela
P, la mujer de F. V. Fantástico.
Y ya en el
exterior buscamos un lugar propicio y resguardado, porque hacía frío y
lloviznaba, para hacernos la foto de grupo. Fuimos al claustro de San Vicente,
donde la cámara de J L de V resultó la oficial. Y comenzaron las despedidas con
el claro propósito de repetir la experiencia. Senén ya nos apuntó la
posibilidad de aprovechar el Bicentenario de D. Bosco para dar una escapada a
Turín. Está bien la idea.
Buena parte
del grupo, al adentrarnos de nuevo en la muralla dirección a los aparcamientos,
entramos de nuevo a tomar algo y retrasar un poco la salida los que teníamos
que hacer menos kilómetros.
En
resumidas cuentas, que lo hemos pasado divinamente, que son tratamientos que
ayudan a mejorar la salud del cuerpo y del alma y que, si no lo prescriben los
médicos, lo recomendamos nosotros por los resultados que ocasionan. Las caras
lo dicen todo.
Un abrazo
para todos. Carlos López.