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viernes, 26 de junio de 2015

I ENCUENTRO DE ESTUDIANTES D. BOSCO-LEÓN 2015. PRIMERA PARTE

CRÓNICA DEL I ENCUENTRO DE ESTUDIANTES D. BOSCO – LEÓN 2015
CÓMO SURGIÓ EL ENCUENTRO.-
   El pasado día 30 de mayo de 2015 celebramos el “I ENCUENTRO DE ESTUDIANTES D. BOSCO”, nombre que nos trajo unos cuantos quebraderos intelectuales a varios antiguos alumnos tertulianos a diario en el Café TENERÉ de León.
   Como casi siempre sucede, los grandes acontecimientos, como el nuestro, nacen de los primeros pasos dados por los pioneros que nos han precedido en el tiempo.
   En León, hace ya más de 25 años, un grupo de AA.AA. Salesianos, venimos celebrando una comida anual en las fechas próximas a la Navidad, fuera de los circuitos ordinarios de las fiestas tradicionales de D. Bosco o María Auxiliadora.
   Estos últimos meses, Manuel Rodríguez, Telvi Alonso Lozano, Antonio Cabrera, José Luis Tovar y José Luis de Vega, de distintas épocas de convivencia y formación en los salesianos, hemos inaugurado con carácter permanente la tertulia matinal, de 10:30 a 11:30 de lunes a viernes, en el “Café Teneré”. A este grupo fundador se han ido incorporando esporádicamente, Andrés de Paz, Isidro Escudero, Lorenzo Suárez, Pepe Blanco, Félix Páramo, etc.
   En estas reuniones no está establecido ningún orden del día, abarcando amplia temática de asuntos desde clases preparatorias de griego, latín, acontecimientos del día, valores humanos y comportamientos inhumanos, educación..., es decir, un complejo galimatías de asuntos, pero que en realidad no son otra cosa que vivencias y reflexiones personales sobre la vida, y muy a menudo, sobre la etapa juvenil de la vida en los salesianos.
   No queremos ser presuntuosos, pero no envidiamos al “Gran Café Gijón”, mejor dicho, le superamos; ya el ambiente vaporoso del humo del tabaco ha desaparecido, nuestras mesas son sencillas, y sobre todo, los protagonistas tienen porte, vestidos de pies a cabeza con piezas cómodas, olvidamos el aire de misterio  y filosofía profunda, se ríen, se enfadan, y por ahora no falta el euro para pagar el café.
EL PRIMER ENCUENTRO.-
   Dentro de nuestra dinámica de reflexiones, de no olvidar nuestro pasado salesiano, y, tras las experiencias bastante recientes de las visitas a Las Salinas de Medina del Campo, Astudillo, Guadalupe y a otros lugares, el grupo del Teneré consideró que sería una buena medida, la celebración del “I Encuentro de Estudiantes D. Bosco”. Debemos confesar que esta idea también fue propuesta desde Valladolid, muy especialmente del coordinador-jefe del Grupo de Antiguos Alumnos de Valladolid, D. Emiliano Cabezón y Antonio Martínez Cabello.
   Los dos grupos, el de Valladolid y el de León, decidimos actuar coordinadamente y localizar a un número ínfimo de la muchedumbre de niños que pasamos por Astudillo, Allariz, Celanova, Cambados, Medina del Campo, Madrid, Mohernando, etc., porque sin duda teníamos mucho que compartir.
   El trabajo de localización de antiguos alumnos comienza a partir del fichero confeccionado por Emiliano Cabezón, cuya labor de coordinación del grupo de WhatsApp y conexión con otros grupos de antiguos alumnos, debe ser reconocida y apoyada, aunque sólo sea de palabra.
   Desde León pusimos manos a la obra, José Luis Tovar, “que no tiene sentido común, porque no estudió latín”, (frase atribuida a un hermano de D. Secundino, salesiano y nacido en las Grañeras) asumió las tareas de contactar con nuevos antiguos alumnos y confeccionar el pequeño programa del encuentro que se remitió a todos los asistentes y a otros que no pudieron asistir.
   Fruto de este esfuerzo, se consiguió ampliar la base de datos de Valladolid, y la faena se remató con nuevas gentes de las que se había perdido la pista. Debo confesar que todos resultaron estupendos y algunos recibieron  una de las alegrías de su vida. 32 corazones, latiendo al unísono, asistieron a este primer encuentro.
   La procedencia territorial es de lo más variopinta: Valladolid, Madrid, Salamanca, “A Coruña”, Bilbao, Oviedo, y el propio León.

DÍA 30 DE MAYO.-
   La gestión del encuentro, cronológicamente se va a desarrollar con el siguiente programa:
   Recepción de los asistentes en la Plaza de Guzmán el Bueno. Visita al “Santo Grial”, depositado y protegido en el Museo de San Isidoro de León. Paseo a los santuarios de “El Barrio Romántico” y “El Barrio Húmedo”. Finalizada la peregrinación, la sesión se remata con una frugal comida en el Mesón Rosetón del Hotel París, situado en la Calle Ancha, muy cerca de la Catedral.
   Concluida la comida y la sobremesa, Andrés de Paz, decano de los antiguos alumnos de León, hombre significado por su fe católica y salesianidad, nos anuncia que a las ocho de la tarde se celebra en la Iglesia de los Franciscanos, una Misa por el Bicentenario del Nacimiento de D. Bosco, presidida por el Sr. Obispo.
DESARROLLO DEL ENCUENTRO.-
   Si bien, la hora fijada para la recepción, era el sábado día 30 de mayo a las 10 de la mañana, dos compañeros hicieron las maletas y anticiparon su llegada a la capital del reino, el viernes por la tarde, tales personajes fueron, D. Manuel Saa Parente y D. José Lorenzo Martín Muñiz. Disponemos de una estupenda fotografía de este último, subido en un autobús, allá por el año 1965 acompañado de Isidro Rodríguez Llorente, Mateos, Luis Encina, José Luis González Marcos, y otros compañeros, con una cabellera rizosa y negra. Hoy puede presumir de cabellera, sin embargo, ha cambiado de color...
   Así pues, el viernes a las ocho de la tarde, mientras JLTovar y JL de Vega, atendían a un visitante de la ciudad, intentando aclararle la dirección del hotel que buscaba, aparece un coche de gran cilindrada, con un único ocupante, y sin mediar palabra con nosotros, exclamó: “¡José Luis Tovar!”. No era otro que Manuel Saa. Yo creo que descubrió la figura de D. Bosco sin pelo y tanto le brillaba la mirada que dedujo que era el antiguo alumno que buscaba.
  Sin haberse visto desde hacía 50 años, exactamente desde 1965, descubrimos a aquel compañero de Cambados, a Manuel Saa, el gallego de Boiro, con sus raíces en Maceda, (seguramente muchos recordáis a los hermanos Aldemira de la misma aldea de Orense). Estábamos perplejos y profundamente unidos sin haber pronunciado palabra y sin saber explicar el por qué, nos fundimos en un abrazo interminable.
  Le acompañamos hasta el Hotel París, donde tenía hecha la reserva. Una vez aposentado en una habitación de cuatro camas, nos acercamos al refugio de los pecadores, es decir, a nuestro tradicional Barrio Húmedo, repleto de “ambiente”, alegre, donde Manuel Saa sació su sed con el vino de “El Bierzo” y su hambre con la morcilla de León, esto es vino y esto es morcilla. En el paseo por las calles del Barrio todos son suspiros, recuerdos comunes, la experiencia de los cargos, se recuerda al chapucero mayor, o sease “D. Ulpiano”, se recuerda a los compañeros de pupitre, a los “superiores”....
   La conversación concluía casi siempre con la misma frase ¿te acuerdas de...? y tú ¿te acuerdas de.....?
   Visitadas varias capillas del Barrio Húmedo, recibimos una llamada telefónica. Es Marcelino García Robles, que sabía de este encuentro y nos anima para que nos acerquemos a su bodega de Corbillos de la Sobarriba, donde reposa el vino de la tierra de su propia cosecha.
   No era posible desplazarnos porque temíamos por Manuel Saa agotado por su largo viaje desde Boiro y además estábamos a la espera de otro antiguo alumno, José Lorenzo Martín Muñiz. La charla con Manuel Saa se desarrollaba a mayor velocidad que los tiros disparados por una metralleta de repetición, estábamos imparables, hablábamos, escuchábamos, nos anticipábamos, nos interrumpíamos....y de cuando en cuando, los ojos vibraban veloces y dejaban escapar sin poderlo contener un líquido salado... Nos habíamos vuelto adolescentes, nos emocionábamos, estaba ocurriendo algo especial...
   Estábamos en estas cuitas, Cuando un personaje rubio, flaco para su edad, apareció por la puerta del bar...y sin mediar palabra, ni presentación de ningún tipo, Marcelino y Manuel se abrazaron como dos niños... No era posible contener la emoción... Habían pasado 50 años. Yo creo que no, había sido un reencuentro de unas cortas vacaciones de 50 años.
   Sus primeras palabras fueron los recuerdos de su afición común: el fútbol. Manuel “tifosi” del Barsa. Marcelino seguidor del Zaragoza. Vieja afición que pervive en ambos. Marcelino acredita su fidelidad al Zaragoza con las insignias de oro y brillantes que le concedió el equipo como seguidor especial. Manuel Saa, maestro en el fútbol ya a los 15 años,  recuerda que atendía presuroso las consultas que le hacía Marcelino para jugar al fútbol y reprodujo la frase que, a menudo, le lanzaba Marcelino: “Manuel, ¿qué tengo que hacer para ser futbolista...?”
   Desde esta efusividad y emotividad, realizamos otra llamada a Muñiz, que había venido desde Madrid, en su moto Harley Davison. Estaba en la calle Baraona. Y los dos josé luises nos trasladamos a buscar a Muñiz. Era de noche, no veíamos más que un bulto humano y sin indagaciones de ningún tipo, ambos exclamamos “es Muñiz”. Era él, y de nuevo llegó la emoción, los suspiros. Nuestros puntos de conexión comenzaron con el Maestro Montañés, de Castrelo, compositor musical de “yenkas” y director de orquesta. Persona respetada y recordada y que  mantuvo con Muñiz una amistad prolongada hasta el fallecimiento del maestro.
   Sabéis lo que os digo, Muñiz estaba feliz. Nosotros también.
   Fuimos a buscar a Manuel y Marcelino, que seguían recordando sus emotivas anécdotas. Y cuando los encontramos se mezclaron los abrazos. Para ninguno había pasado el tiempo. La emotividad del momento nos rompía a trozos.
   Los tres recordaron sus aventuras por Cambados. Todos recordaron las anécdotas futbolísticas vividas....
   Ya era tarde... los dos josé luises se fueron a sus respectivas casas, sin embargo la charla de Manuel, Marcelino y Muñiz se convirtió en interminable continuando  hasta que se cerró la última capilla de Barrio Húmedo.
   La verdad que esto no había hecho más que empezar.
CONTINUA: SEGUNDA PARTE...

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