Meditación en el colegio
• Unos 200
colegios públicos españoles han incorporado el 'mindfulness' al horario escolar
• Es una
práctica de raíces budistas pero sin sus connotaciones religiosas
• Consiste
en tomar consciencia del momento presente, atendiendo a las emociones
• En clases
con alumnos cada vez más hiperestimulados, les permite parar 15 minutos al día.
Esta técnica aporta grandes beneficios para los niños
Cuando los alumnos de 3º de Infantil del colegio público… de
Zaragoza regresan del recreo, se sientan en el suelo del aula formando un
círculo. Adoptan la postura del loto, cierran los ojos, respiran hondo y elevan
las palmas de las manos al estilo hindú mientras cantan un mantra que dice:
«Sa, re, sa, sa. Sa, re, sa, sa». Suena el sitar. En la pizarra digital, una
flor abre y cierra sus pétalos desde YouTube. Nazaret, Rayan y Emilia tienen
sólo cinco años, pero mantienen la concentración como yoguis experimentados.
- ¿A qué nos está ayudando esta canción
- A estar tranquilos y relajados -responde la pequeña
Ainara.
- ¿Y, si estamos relajados, qué podemos hacer?
- Trabajar bien, estar calladitos, portarnos bien con la
profe y con todos los demás, no pegar.
En esta escuela del humilde barrio de Oliver, todos y cada
uno de los 200 niños practican mindfulness con los profesores durante 15
minutos cada día después de subir del patio. Llevan tres cursos utilizando esta
herramienta que tiene su origen en la meditación budista, pero sin sus
connotaciones religiosas. El mindfulness oatención plena va de tomar
consciencia del tiempo presente, atendiendo a pensamientos, emociones y
sensaciones corporales con una actitud de curiosidad, interés y aceptación. Sin
juzgar.Disfrutando del aquí y ahora. Aceptando la realidad tal cual es.
Entre los adultos existe todo un boom en torno a esta
práctica popularizada en Occidente por el médico Jon Kabat-Zinn, de la
Universidad de Massachusetts, que en 1978 comenzó a aplicarla a pacientes con
estrés crónico. Estudios científicos aseguran que los meditadores tienen mayor
densidad neuronal, son más felices y menos propensos a sufrir depresión.
Empresas como Google dan formación específica a sus empleados y hasta el
director de cine David Lynch ha creado una fundación dedicada a la meditación.
Desde hace unos pocos años, el mindfulness también se pone
en práctica en algunos colegios e institutos españoles, tanto públicos como
privados. El Gobierno de Canarias ha sido pionero al implantar por primera vez
este curso una asignatura obligatoria y evaluable que se llama Educación
Emocional y que incluye un poco de mindfulness en el plan de estudios. Se da de
forma integral en el instituto Arico y en el colegio público San Andrés, en
Tenerife, y en el colegio Ciudad del Campo, en Gran Canaria.
En otras autonomías hay iniciativas como el Programa Aulas
Felices en Aragón, el Programa Treva en Cataluña o Escuelas Conscientes en la
Comunidad Valenciana. En Madrid, se han impartido talleres en algunos colegios
públicos y está presente en centros privados que utilizan pedagogías
alternativas. Hay también un par de escuelas rurales en Navarra que lo siguen.
S. G.
El absentismo en el centro ha caído un 70% y la
conflictividad ha bajado del 30% al 7%
Pero su grado de expansión en España es aún muy reducido.
Los expertos calculan que se imparte de forma sistematizada en unos 200 centros
públicos, lo que viene a suponer en torno al 1% del total. Aún estamos lejos de
la expansión que ha experimentado el mindfulness en EEUU, en Holanda o
Australia, donde el Gobierno quiere incluirlo en el currículo escolar para
2020.
En el colegio … de Zaragoza no forma parte del currículo,
pero sí se ha introducido dentro de la jornada lectiva. Los 20 tutores han
recibido formación específica y hasta hay madres y padres que lo practican en
un centro en el que el 60% de las familias son de etnia gitana y el 35%, de
origen inmigrante.
La directora, cuenta
que su objetivo es que «el colegio sea un espacio de calma, de sosiego» donde
los críos dejen a la entrada los problemas que puedan traer de casa. Antes
formaban un grupo «muy movido» en el que había niños con «un comportamiento muy
difícil por sus circunstancias personales, familiares, sociales o económicas».
Pero, tras la puesta en marcha de un proyecto de transformación en el que se ha
introducido el mindfulness, entre otras herramientas, la situación se ha dado
la vuelta de forma significativa.
L. muestra unas gráficas que indican que, si en el curso
2006/2007, un 30% de los críos presentaba problemas de conflictividad, en
2013/2014 el porcentaje ha caído hasta el 7%. El absentismo escolar se ha
reducido en un 70%. Y la proporción de alumnos que pasa al instituto con todas
las asignaturas aprobadas ha crecido del 5% al 70%.
«Los niños dicen que se sienten más a gusto y que, después
de esta actividad, están más tranquilos para realizar el trabajo. El momento de
la relajación se ha convertido en un momento de placidez y de mirarse a sí
mismos. Aprenden a respetar al otro. Les ayuda a tomar los aspectos positivos
del silencio y de la paz. Algunos trasladan lo aprendido a sus casas, y también
a su vida», enumera Llorente.
S. G.
'Hay que introducir momentos de parada, se puede estar en
silencio sin hacer nada'
Su colegio sigue el Programa Aulas Felices, un método basado
en la psicología positiva que mezcla el mindfulness con la educación en las
fortalezas de Peterson y Seligman. Su creador, el maestro de Pedagogía
Terapéutica Ricardo Arguís, ha hecho una recopilación de la literatura
científica existente acerca de los efectos cognitivos sociales y psicológicos
que tiene el mindfulness en el alumnado de Primaria y Secundaria. Lo que dicen
las investigaciones, en síntesis, es que los estudiantes mejoran su
concentración y su atención; regulan sus emociones; disminuyen la ansiedad, el
estrés y la fatiga;refuerzan su autoestima y sus habilidades sociales;
potencian la empatía, y adquieren mayores destrezas académicas.
«El mindfulness se puede aplicar en cualquier situación, en
momentos en que se exige concentración o cuando hay un conflicto en clase. Con
ejercicios cortos es suficiente», expresa Arguís. «Si logramos que los niños,
desde edades tempranas, aprendan a vivir de un modo más consciente, estaremos
educando a personas libres y responsables, más capaces de ser dueñas de su
propia vida y de ser felices».
Comparte su opinión Ausiàs Cebolla, profesor del
Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Universidad
Jaume I de Castellón e investigador en mindfulness en España. «Es una
herramienta muy potente para que los niños empiecen a tomar consciencia de lo
que les pasa. Ayuda a regular las emociones y a entrenar la atención. Una
profesora me contó que hacía cinco minutos de mindfulness antes de empezar la
clase. En una ocasión faltó al colegio y los niños, que ya habían cogido el
hábito, tenían tantas ganas de hacerlo que se organizaron para que la
meditación la dirigiera ese día una de las alumnas».
Pero, ¿por qué necesitan meditar los niños? ¿Tan estresados
están? «Han cambiado mucho las expectativas que tienen los padres en relación a
sus hijos. Valoran más que saquen buenas notas que el hecho de que aprendan a
frustrarse, a resolver un conflicto o a saber disfrutar de lo que están
haciendo. Los críos están hiperestimulados y estresados, son un reflejo de los
padres. Estamos viendo que en las aulas se muestran muy inquietos y desmontan
la clase. Hay que hacer cambios para que todos estemos mejor. Es importante
introducir momentos de parada, enseñar a que se puede estar en silencio sin
hacer nada», responde Marta Lasala, maestra logopeda que da clase en dos
colegios públicos rurales de Navarra (San Veremundo, en Villatuerta, y San
Salvador, en Oteiza) en los que se hace mindfulness.
S. G.
Los alumnos ganan en concentración, empatía y autoestima y
reducen el estrés y la fatiga
Existe la opinión bastante extendida entre docentes y padres
de que los niños de hoy en día, con tantos móviles y vídeojuegos, están
expuestos a miles de estímulos que alteran su concentración. Tienen demasiada
información y no aciertan a procesarla bien. Muchos son chicos multitarea que
hacen varias cosas a la vez: desayunan mientras ven la tele; se lavan los
dientes mientras chatean con sus amigos. Les falta disfrutar sin más del
momento presente.
¿Y cómo se hace? El mindfulness es meditación, pero también
más cosas. En el colegio Ramiro Soláns, por ejemplo, los niños se dan masajes
por turnos para relajarse y para «aprender a respetar al otro». También llaman
al guerrero: el alumno se pone las manos en la tripa y sopla fuerte hacia
fuera, con los ojos cerrados. Así expulsa la rabia y es consciente de ella.
Está también el famoso saboreo, la actividad de mindfulness
que más les gusta a los niños. La profesora Amparo Jiménez reparte monedas de
chocolate en la clase de 4º de Primaria. Se trata de descubrir la textura, el
olor y el sabor del dulce y no pensar en otra cosa más que en las sensaciones
que transmite. Primero tocan la moneda con los ojos cerrados, aprecian la forma
y la rugosidad del envoltorio. Después la huelen, se la acercan a la boca,
retrasan el momento de probarla... Se concentran en lo que están haciendo.
Mordisquean un trozo y notan cómo se va volviendo más blando. El proceso puede
durar una eternidad: cinco minutos. Cuando la música cesa, estos niños de 10
años hablan de lo que han sentido. «Habéis comido chocolate miles de veces,
pero ¿a que no habíais sido conscientes antes del sabor que tenía?», les
pregunta la maestra.
Todos los alumnos coinciden en que es el mejor chocolate que
han probado en su vida.
http://www.elmundo.es/espana/2015/06/15/556f439c268e3e9e438b459a.html